Salama tiene nuevo color...
- Paola Diaz
- Sep 16
- 2 min read
Cinco años después de abrir nuestras puertas, decidimos regalarnos un cambio. ¿La inspiración? Un viaje a Atlanta que empezó como una feria para buscar nuevos proveedores y terminó siendo un torbellino de ideas. Desde los showrooms que parecían un abrazo, hasta el hotel, la ciudad y hasta el museo: todo se convirtió en inspiración. Viajar siempre me regala eso: perspectiva. Y esta vez, fue la chispa para atreverme a reinventar Salama.

Hoy, si tuviera que describir en una sola palabra lo que somos, sería acogedora. Queremos que cuando entres a la tienda sientas que te transportas a otro lugar. Que, aunque afuera el tranque esté insoportable y la ciudad vaya a mil, aquí encuentres un momentito de paz y de pretty things ✨.
¿Qué cambió? Mucho. La variedad creció, abrimos el compás a nuevas categorías y nuevos productos. Y claro, el detalle que va a sorprender a quienes ya nos conocen: nuestras paredes color maroon, la primera chispa que encendió este nuevo concepto.

Y aquí va la anécdota: No solo tuve que convencer a mi esposo (a punta de miles de pins en Pinterest) de que el maroon era buena idea. También a toda mi familia, que mientras pintaban se asomaban a la tienda con los ojos pelados diciéndome: “¿te mezclaron mal el color?” 🙃. La verdad, hasta yo tuve que convencerme… tanto era mi miedo que terminé pintando pedacito a pedacito, para asegurarme de que iba a quedar lindo. Y al final entendí que así mismo ha sido Salama: un sueño que ni yo misma me creo, pero que poquito a poquito, entre recuerdos, tropezones y victorias, se ha convertido en el éxito que mis clientes ven hoy (aunque yo todavía me pellizque para creerlo).
¿Qué se quedó? La barra ornamental, ese símbolo sencillo pero con carácter que me recuerda cómo empezó todo. Porque de eso se trata, de evolucionar sin perder la esencia.

Si Salama fuera una persona, hoy sería una mujer madura, alegre, elegante, que ama viajar, que encuentra belleza en lo inesperado. Una mujer que vive con propósito, que no se deja llevar por tendencias y prefiere ser única antes que seguir la corriente.

Con esta nueva imagen queremos enviar un mensaje claro: siempre hay espacio para reinventarse, para crecer, para evolucionar. Porque el verdadero lujo no está en lo más costoso, sino en lo que tiene significado, en lo que es único. Aquí no vendemos productos: contamos historias a través de cada pieza.
Y si algo me conmovió durante este proceso fue la reacción de nuestras clientas. Muchas vinieron a preguntar con curiosidad qué iba a pasar, si el cambio significaba que nos volveríamos “una más del montón”. Mi respuesta fue simple: lo único que quiero es que Salama siempre se sienta diferente. Y lo más lindo fue escuchar que, para ellas, ya lo es. Que no nos comparan, que no nos asocian con nadie más. Ese fue el mejor regalo que pude recibir.
Así que aquí estamos, con una nueva imagen y con el mismo corazón de siempre. Bienvenidos a la nueva etapa de Salama: más acogedora, más única, más nuestra.
Con cariño,
Paola

